Monday, April 18, 2005
Oswaldo, Oswaldo, Oswaldo
El siempre entretenido manager de los Medias Blancas de Chicago Oswaldo Guillén ofrece la siguiente perla al periodista Rick Morrisey: http://chicagosports.chicagotribune.com/sports/columnists/cs-050417morrissey,1,3977371.column?coll=cs-whitesox-utility&ctrack=2&cset=true
Para aquellos que no tengan demasiado tiempo para acceder al link, les resumo que Guillén directamente señaló a Thomas como uno de los principales responsables de la “mala actitud” reinante en el equipo durante muchos años, y que a juzgar por las palabras del Ozzeroo, impidieron a los Medias Blancas ser un equipo ganador.
Por lo que he entendido en el articulo, el único pecado de Frank Thomas ha sido dejar entrever que en el momento que este listo para entrar a juego, Carl Everett puede jugar en los jardines y liberarle su posición de bateador designado. Aparentemente Guillén (y el propio escritor Morrisey) consideran un acto de petulancia que un jugador con pedigrí de Cooperstown y además el mejor bateador (y quizás jugador) de la historia de la franquicia entienda que debe jugar todos los días cuando este saludable, no importa quien tenga que hacerse a un lado.
Aquí no estamos hablando de que un jugador veterano, pero a la vez inútil sea el que este reclamando su lugar... ESTAMOS HABLANDO DE FRANK THOMAS POR EL AMOR DEL CIELO, FRANK - .308/ .429/ .567 de por vida – THOMAS.
Claro, como los Medias Blancas han ganado cinco de seis juegos por una carrera, apoyados en un excelente pitcheo hasta ahora, y tienen record de ocho y cuatro, realmente no es importante que un productivo pero problemático individuo venga a estropear la armonía con su OPS de por vida de .996. Es suficiente anotar 4.2 carreras por juego para ganarle a los Mellizos la división.
Es una pena que en la Liga Nacional no exista el designado, porque ya me imagino a Paul DePodesta armando un cambio entre tres equipos para darle a Kenny Williams y el Ozzeroo jugadores veteranos, buenos ciudadanos y veloces a cambio del Big Hurt.
Ya lo dijo hace años el gran Bill James, las franquicias mediocres tienen la tendencia (perversa e inconsciente, añado yo) a culpar a su mejor jugador de todos los males que le aquejan.
Para agregar a la hilaridad de este asunto, he aquí los porcentajes de embasarse de Ozzie y Big Frank en los años que coincidieron en los Medias Blancas entre 1990 y 1997. Cortesía de “Bobby Savoy” uno de los contribuyentes en Baseball Think Factory :
Oswaldo Frank
.312 .454
.284 .453
.214 .439
.292 .426
.311 .487
.270 .454
.273 .459
.275 .456
Para aquellos que no tengan demasiado tiempo para acceder al link, les resumo que Guillén directamente señaló a Thomas como uno de los principales responsables de la “mala actitud” reinante en el equipo durante muchos años, y que a juzgar por las palabras del Ozzeroo, impidieron a los Medias Blancas ser un equipo ganador.
Por lo que he entendido en el articulo, el único pecado de Frank Thomas ha sido dejar entrever que en el momento que este listo para entrar a juego, Carl Everett puede jugar en los jardines y liberarle su posición de bateador designado. Aparentemente Guillén (y el propio escritor Morrisey) consideran un acto de petulancia que un jugador con pedigrí de Cooperstown y además el mejor bateador (y quizás jugador) de la historia de la franquicia entienda que debe jugar todos los días cuando este saludable, no importa quien tenga que hacerse a un lado.
Aquí no estamos hablando de que un jugador veterano, pero a la vez inútil sea el que este reclamando su lugar... ESTAMOS HABLANDO DE FRANK THOMAS POR EL AMOR DEL CIELO, FRANK - .308/ .429/ .567 de por vida – THOMAS.
Claro, como los Medias Blancas han ganado cinco de seis juegos por una carrera, apoyados en un excelente pitcheo hasta ahora, y tienen record de ocho y cuatro, realmente no es importante que un productivo pero problemático individuo venga a estropear la armonía con su OPS de por vida de .996. Es suficiente anotar 4.2 carreras por juego para ganarle a los Mellizos la división.
Es una pena que en la Liga Nacional no exista el designado, porque ya me imagino a Paul DePodesta armando un cambio entre tres equipos para darle a Kenny Williams y el Ozzeroo jugadores veteranos, buenos ciudadanos y veloces a cambio del Big Hurt.
Ya lo dijo hace años el gran Bill James, las franquicias mediocres tienen la tendencia (perversa e inconsciente, añado yo) a culpar a su mejor jugador de todos los males que le aquejan.
Para agregar a la hilaridad de este asunto, he aquí los porcentajes de embasarse de Ozzie y Big Frank en los años que coincidieron en los Medias Blancas entre 1990 y 1997. Cortesía de “Bobby Savoy” uno de los contribuyentes en Baseball Think Factory :
Oswaldo Frank
.312 .454
.284 .453
.214 .439
.292 .426
.311 .487
.270 .454
.273 .459
.275 .456
Cruces en Manhattan
A esto es lo que yo le he temido siempre con respecto a los esteroides.http://sports.espn.go.com/mlb/news/story?id=2037427
Del señor Fernando Mateo conozco lo que probablemente conocen ustedes. El joven de origen Dominicano residente en New York que hará cosa de diez años saltó a la fama por su genial idea de cambiar armas por juguetes en barrios marginados de dicha ciudad. Toys for Guns, era la famosa frase – y el programa – que hizo de Mateo un hombre sumamente conocido, e incluso el programa se expandió a muchísimos lugares incluyendo los barrios de nuestro propio país.
Es obvio que este es un hombre con meritos, y alguien quien se ha ganado un espacio de liderazgo en la comunidad Dominicana en La Gran Urbe sobre la base de su trabajo y sus condiciones humanas. Mateo defiende la causa de los suyos en Estados Unidos, y por eso hay que reconocerle, independientemente de los beneficios de imagen que obtenga.
Dicho esto, me permito con todo respeto, mostrar mi desacuerdo y asombro ante el acto de protesta escenificado por Mateo y un grupo de nuestros compatriotas residentes en Estados Unidos ante las oficinas centrales de Major League Baseball en New York.
Plenamente consciente de la teatralidad que representan dos ataúdes en medio de una de las principales avenidas de Manhattan, Mateo exigió a la industria del béisbol profesional, en la persona del Comisionado Allan H. (Bud) Selig, un control mucho más estricto en las pruebas sobre sustancias de aumento del desempeño – esteroides – en los programas de desarrollo de jugadores de la Republica Dominicana, específicamente la Liga de Verano. De acuerdo a Mateo, el béisbol de Grandes ligas es el responsable, por hacerse el desentendido y ahorrarse unos cientos de miles de dólares al no aplicar dichas pruebas a los muchachos en las academias, de la posible muerte de muchos jóvenes Dominicanos cuyo único deseo es llegar a ser peloteros de Grandes Ligas y ayudar a sus familias. Esta era la razón de los ataúdes, simbolizar eso y además las vidas perdidas de Lino Ortiz y William Félix, quienes en el 2001 fallecieron aparentemente consecuencia de inyectarse sustancias de uso veterinario, que ellos pensaban les ayudarían en su desarrollo como peloteros.
Yo la verdad he estado tratando de encontrar la responsabilidad que tiene MLB en esto y no la encuentro por ningún lado. El acto por el cual, aparentemente, perdieron la vida Ortiz y Félix, fue un acto de decisión propia y libre albedrío, en el cual MLB ni ninguno de sus miembros tiene nada sobre lo cual responsabilizarse. No sé si serán cosas mías, pero me parece absurdo que de repente a mí me dé con usar estimulantes pensando en que eso me va a ayudar a ser mas eficiente en mi trabajo – o usar esteroides para ponerme mas fuerte y hermoso – y que producto de ello tenga un problema físico, muera o me incapacite, y entonces mi esposa responsabilice la organización para la cual trabajo por no administrar pruebas anti-doping a los empleados.
El lamentable desenlace en el que estos dos humildes jóvenes perdieron la vida, no es otra cosa que el fruto de la falta de oportunidades que sufren absolutamente todos (casi todos) en este país, incluyendo niños, jóvenes, adultos, viejos, perros, gatos, chivos, etcétera, etcétera. Lo que esos muchachos perseguían eran las extraordinarias jeepetas (Sport Utility Vehicles, para aquellos que no entiendan) mansiones y mega-divas que poseen los grandes beisbolistas que ellos ven por televisión y en las calles en Navidad.
Una vida mejor, en fin.
Major League Baseball no tiene culpa de que en este país la mayoría de esos humildes muchachos soñadores, no tengan el mínimo nivel de educación, y ni siquiera la habilidad para coordinar o construir ideas, y entonces caigan en cosas tan burdas como inyectarse hormonas de vacas o algo por el estilo, para pegarle a la pelota tan duro y tan lejos como Sammy Sosa.
Este es un problema mucho mas complicado y profundo que administrar pruebas anti-doping, me permito hablar con el conocimiento de causa de alguien que reside en la ciudad que es el vortice de todo este problema, San Pedro de Macorís, y que a diario se topa en cada esquina con dos o tres aspirantes a peloteros, y observa y escucha como se manejan estos muchachos y cuales son sus aspiraciones y valores.
La teatralidad de los ataúdes y las cruces de nuestro admirado Fernando Mateo y sus compañeros activistas, no eran realmente apropiadas enfrente de las oficinas de Major League Baseball, esas cruces y ataúdes enfrente de donde deben estar es de esta sociedad nuestra, incapaz de formar un individuo, no solo con oportunidades, sino con la elemental habilidad de discernir y no cometer un acto tan extremo como el de estos dos jóvenes, que a fin de cuentas en nada le iban a ayudar a diferenciar un strike de una bola a la hora de la verdad.
Ya saben, esa cosa que es capaz de hacer tan bien Barry Bonds.
Del señor Fernando Mateo conozco lo que probablemente conocen ustedes. El joven de origen Dominicano residente en New York que hará cosa de diez años saltó a la fama por su genial idea de cambiar armas por juguetes en barrios marginados de dicha ciudad. Toys for Guns, era la famosa frase – y el programa – que hizo de Mateo un hombre sumamente conocido, e incluso el programa se expandió a muchísimos lugares incluyendo los barrios de nuestro propio país.
Es obvio que este es un hombre con meritos, y alguien quien se ha ganado un espacio de liderazgo en la comunidad Dominicana en La Gran Urbe sobre la base de su trabajo y sus condiciones humanas. Mateo defiende la causa de los suyos en Estados Unidos, y por eso hay que reconocerle, independientemente de los beneficios de imagen que obtenga.
Dicho esto, me permito con todo respeto, mostrar mi desacuerdo y asombro ante el acto de protesta escenificado por Mateo y un grupo de nuestros compatriotas residentes en Estados Unidos ante las oficinas centrales de Major League Baseball en New York.
Plenamente consciente de la teatralidad que representan dos ataúdes en medio de una de las principales avenidas de Manhattan, Mateo exigió a la industria del béisbol profesional, en la persona del Comisionado Allan H. (Bud) Selig, un control mucho más estricto en las pruebas sobre sustancias de aumento del desempeño – esteroides – en los programas de desarrollo de jugadores de la Republica Dominicana, específicamente la Liga de Verano. De acuerdo a Mateo, el béisbol de Grandes ligas es el responsable, por hacerse el desentendido y ahorrarse unos cientos de miles de dólares al no aplicar dichas pruebas a los muchachos en las academias, de la posible muerte de muchos jóvenes Dominicanos cuyo único deseo es llegar a ser peloteros de Grandes Ligas y ayudar a sus familias. Esta era la razón de los ataúdes, simbolizar eso y además las vidas perdidas de Lino Ortiz y William Félix, quienes en el 2001 fallecieron aparentemente consecuencia de inyectarse sustancias de uso veterinario, que ellos pensaban les ayudarían en su desarrollo como peloteros.
Yo la verdad he estado tratando de encontrar la responsabilidad que tiene MLB en esto y no la encuentro por ningún lado. El acto por el cual, aparentemente, perdieron la vida Ortiz y Félix, fue un acto de decisión propia y libre albedrío, en el cual MLB ni ninguno de sus miembros tiene nada sobre lo cual responsabilizarse. No sé si serán cosas mías, pero me parece absurdo que de repente a mí me dé con usar estimulantes pensando en que eso me va a ayudar a ser mas eficiente en mi trabajo – o usar esteroides para ponerme mas fuerte y hermoso – y que producto de ello tenga un problema físico, muera o me incapacite, y entonces mi esposa responsabilice la organización para la cual trabajo por no administrar pruebas anti-doping a los empleados.
El lamentable desenlace en el que estos dos humildes jóvenes perdieron la vida, no es otra cosa que el fruto de la falta de oportunidades que sufren absolutamente todos (casi todos) en este país, incluyendo niños, jóvenes, adultos, viejos, perros, gatos, chivos, etcétera, etcétera. Lo que esos muchachos perseguían eran las extraordinarias jeepetas (Sport Utility Vehicles, para aquellos que no entiendan) mansiones y mega-divas que poseen los grandes beisbolistas que ellos ven por televisión y en las calles en Navidad.
Una vida mejor, en fin.
Major League Baseball no tiene culpa de que en este país la mayoría de esos humildes muchachos soñadores, no tengan el mínimo nivel de educación, y ni siquiera la habilidad para coordinar o construir ideas, y entonces caigan en cosas tan burdas como inyectarse hormonas de vacas o algo por el estilo, para pegarle a la pelota tan duro y tan lejos como Sammy Sosa.
Este es un problema mucho mas complicado y profundo que administrar pruebas anti-doping, me permito hablar con el conocimiento de causa de alguien que reside en la ciudad que es el vortice de todo este problema, San Pedro de Macorís, y que a diario se topa en cada esquina con dos o tres aspirantes a peloteros, y observa y escucha como se manejan estos muchachos y cuales son sus aspiraciones y valores.
La teatralidad de los ataúdes y las cruces de nuestro admirado Fernando Mateo y sus compañeros activistas, no eran realmente apropiadas enfrente de las oficinas de Major League Baseball, esas cruces y ataúdes enfrente de donde deben estar es de esta sociedad nuestra, incapaz de formar un individuo, no solo con oportunidades, sino con la elemental habilidad de discernir y no cometer un acto tan extremo como el de estos dos jóvenes, que a fin de cuentas en nada le iban a ayudar a diferenciar un strike de una bola a la hora de la verdad.
Ya saben, esa cosa que es capaz de hacer tan bien Barry Bonds.
