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Wednesday, October 08, 2003

Serie de Campeonato Liga Americana – Análisis 




De vez en cuando me pregunto que se siente ser un Yankee – un fanático de los Yankees, me refiero – como de la misma forma me hago la pregunta con los fanáticos de las Águilas Cibaeñas en la Liga Dominicana. No solamente se puede contar de antemano con un equipo altamente competitivo, sino que además son los equipos que casi seguro terminaran celebrando después del ultimo out del ultimo juego.

Lo bueno de estas franquicias consistentemente ganadoras, es que casi siempre los breaks de suerte están a su favor. Bueno, en realidad una cosa es consecuencia de la otra. Esta gente gana tanto porque además de ser buenos tienen suerte.

Y otra vez los Yankees, aparte de buenos, tienen suerte. Sus dos rivales posibles llegaron al máximo de juegos ( y el ultimo inning ) para decidir quien avanzaba a la Serie de Campeonato, provocando por ende que el pitcheo esté menos descansado y la rotación optima, en desorden. Esta noche, en vez de Pedro Martínez, los Medias Rojas dependerán de Tim Wakefield, y aunque esto significa que Pedro sería el hombre de un séptimo juego, primero hay que llegar hasta allá. Lo otro es la lesión de Johnny Damon, el bateador abridor y jardinero central de los patirrojos. La ausencia de Damon desajusta el lineup, la defensa y la banca, y entonces está por verse en que condición regresará a juego Damon, si es que lo hace.

Es un poco la misma historia de 1999, cuando Boston tuvo que llegar hasta un quinto juego decisivo frente a los Indios, y en donde Pedro hizo la aparición desde el bullpen, permitiendo exactamente cero hits el resto del juego a un equipo que había anotado ocho carreras en las primeras tres entradas. Entonces Jimy Williams se vio obligado a utilizar a Kent Mercker y Ramon Martinez en los dos primeros juegos, perdiéndolos ambos. Como ultimo dato de esta referencia a la historia reciente, Boston perdió ambos juegos por solo una carrera (4-3 y 3-2), el primero de ellos en 10 innings con un jonron de Bernie Williams a Rod Beck.

Y aquí volvemos de nuevo, la más acérrima rivalidad del béisbol (o la segunda, dependiendo de si usted es de los Dodgers ó Gigantes) se exhibe en el mas alto evento de su liga para decidir quien es el campeón de la misma. No se puede pedir más.

Ofensivamente son dos grandes equipos, con Boston, obviamente, siendo la mejor ofensiva del béisbol en esta oportunidad. Ambos equipos pueden batear para promedio, con poder y exhiben habilidad para embasarse y amplio conocimiento de la zona de strike. En este ultimo aspecto, los Yankees tienen campo para explotar una ventaja que puede ser critica: un buen numero de sus bateadores es experto en tomar pitcheos, y eso es importante ante el cuerpo de abridores de Boston (especialmente Pedro y Lowe) porque implicaría agotarlos rápido, y llegar más rápido hasta la parte trasera del bullpen de Boston.

Esto puede ser algo que se evidencie desde esta misma noche.

Los Medias Rojas no batearon como se esperaba ante Oakland, pero en teoría, los Atléticos tuvieron mejor pitcheo (el mejor de la liga, de hecho) que los Yankees. Alguien dirá también que cualquiera se mete en un slump de una semana. Pero Joe Torre puede aprovechar la insistencia de Grady Little de colocar a jugadores con severas diferencias de platoon ante lanzadores zurdos, específicamente David Ortiz, Todd Walker y Trot Nixon.






JugadorVs.DerechosVs.Zurdos
David Ortiz.313/ .404/ .654.216/ .260/ .414
Todd Walker.301/ .352/ .448.234/ .282/ .373
Trot Nixon.330/ .423/ .635.219/ .296/ .375


Lo anterior, como se ve, no es bueno. Peor aun, Little no solo mantiene en el lineup a estos jugadores, sino que además en el mismo orden.

Justo es decir, sin embargo, que Little en este momento tiene pocas alternativas en la banca para mejorar eso. Gabe Kapler tiene que jugar en el center por Damon, y en la banca, según el roster que tengo a mano, solo quedan Adrian Brown, Doug Mirabelli, Lou Merloni y Damian Jackson. Eso quiere decir entonces que ante Andy Pettite, David Wells más los tres zurdos del bullpen, Boston tendrá en tres puestos del lineup básicamente a Rey Ordoñez.

Yo nunca pensé que diría esto, pero esta es una situación en la que tener a Shea Hillenbrand (.298/ .331/ .497 vs. PZ) en el equipo habría sido fabuloso.

Enfocada esta parte, pienso de todas maneras que esta ofensiva es capaz de destrozar a cualquier pitcher en cualquier momento, y su desempeño es clave para apoyar un cuerpo monticular con interrogantes y agotamiento.

En el pitcheo los Yankees tienen su mayor ventaja, principalmente por lo que hablamos al principio: descanso y rotación en el orden adecuado. Los Medias Rojas deben sobrevivir con Wakefield y Burkett lanzando al menos tres partidos, y unas cuatro ó cinco entradas buenas de Jeff Suppan, en caso de que alguno falle, caerían como anillo al dedo.

Caigamos ahora en el relevo. Como yo sospeché siempre, el relevo de los Medias Rojas se destapó con una actuación, en sentido general, estupenda en la serie con los Atléticos. Algo que hay que tomar en cuanta es que los Atléticos y los Yankees no se parecen ofensivamente, y que Grady Little solo parece tener confianza en este momento en Embree, Williamson y Timlin. Byung Hyun Kim esta fuera del roster por una “lesión” que no perece ser más que el deseo de su manager de no tenerlo ni cerca, y eso limita la profundidad del bullpen porque Kim, a pesar de todo, es un buen pitcher. Es muy probable que veamos a Derek Lowe relevando en alguno de los juegos del fin de semana, si es necesario. Pero en una serie dos juegos mas larga, Little no tendrá la misma libertad de uso con él que en la anterior.

Los Yankees tienen a Mariano Rivera, y eso es automático. Delante de él será una combinación de Jeff Nelson , José Contreras, Chris Hammond, Félix Heredia y Gabe White. Los tres de confianza de Little a mí me gustan más que estos cinco, pero esa es una opinión abierta a cuestionamiento. Una cosa importante será ver que tanto necesitará Torre de salidas de más de tres outs por parte de Rivera. Eso por el factor cansancio. Los Yankees tienen ventaja en el bullpen.

La banca de ambos equipos es casi irrelevante, aunque como dijimos, Boston podría usar un par de bateadores derechos en algunas circunstancias. Los Yankees por su lado, nunca usan bateadores emergentes, salvo el monstruo de tres cabezas que tienen en el right field. No esperen que la banca sea un factor en la serie.

De la horrible defensa de los Yankees ya hemos hablado anteriormente, y eso por supuesto no ha variado en nada. Boston fue el sexto equipo con menos ponches en la liga, de modo que no será tan fácil para los lanzadores de los Mulos repetir el dominio que ejercieron sobre los Twins. Ya saben, más pelotas en juego, más chance para la defensa de los Yankees de sabotear a sus pitchers. Boston tiene debilidades a la defensa en la segunda base con Walker, quien incluso es sustituido en el ultimo tercio por defensa. La ausencia de Damon en los jardines también perjudica defensivamente al club.

Pronostico

Es difícil pronosticar en contra de un equipo con cuatro abridores descansados y en su orden de aparición optimo. La gran desventaja de Boston radica en esa parte, sus principales piezas no tienen ni descanso ni orden optimo a su favor. A mi juicio las dos salidas de Derek Lowe son fundamentales, sobre todo la de mañana, que podría significar llevar la serie a Fenway empate ó quien sabe si a favor de los Medias Rojas. Si ese escenario se presenta, pues entonces se puede construir un segundo escenario en donde Boston pueda vencer a los Yankees.

No pienso que los Mulos dispondrán de sus rivales con la misma rapidez que en 1999, pero no me queda otra alternativa que darlos de favoritos en seis partidos.

Que bien ha de sentirse ser un Yankee.

Imperio del Mal en seis... ¿Donde están Luke Skywalker y Han Solo cuando los necesitas?

Tuesday, October 07, 2003

Serie de Campeonato Liga Nacional – Análisis 




Ah, los playoffs. Los Gigantes y los Bravos batallan por 162 arduos partidos, ganan cien cada uno de ellos, y de repente eligen una mala semana para jugar mal (Hombres-G) ó se encuentran en el mismo camino de la combinación de brazos jóvenes de poder mas poderosa de la actualidad (Bravos).

¿Lo que queda? Nada menos que el equipo que tenia a un luchador profesional entre sus coaches y a su padre de manager (Jeff Torborg) y los adorables perdedores de siempre. Pero no se engañen, es probable que le falte el cachet de un Barry Bonds ó la monotona eficiencia de los Bravos, pero esta serie tiene sus grandes atractivos.

Ofensivamente cada equipo tiene sus limitaciones. Los Cubs ya no son precisamente el equipo de Samuel Sosa y los siete enanitos, gracias a las adquisiciones de Kenny Lofton (para suplir, muy eficientemente al lesionado Corey Patterson) y Aramis Ramirez. Moisés Alou, junto a Aramis y de vez en cuando Eric Karros, aseguran que la única fuente posible de poder no sea exclusivamente la de Sammy, pero reitero, esta es una ofensiva con fallas. La parte baja del lineup tiene problemas para embasarse, aun más en los juegos donde actué Randall Simon, y la falta de velocidad en el lineup regular puede ser un inconveniente sobre todo en los partidos en el Joe Robbie. Los Cubs, simplemente, son muy lentos. Kenny Lofton aun corre un poco, pero el resto del lineup es incapaz de alcanzar una base extra, y si esta serie se desarrolla como una serie de pitcheo, esas bases extras no tomadas son criticas en el desenlace de juegos cerrados.

Los Marlins por su lado despliegan una ofensiva cargada de bateadores derechos, más dos bateadores zurdos (los únicos) en los dos primeros turnos, sin poder, pero con una gran velocidad. Sin embargo los Peces tienen una ligera ventaja ofensiva (teórica) puesto que su lineup se adapta mejor a ambos estadios (los Marlins también tienen bateadores de cierto poder) y hay mayor capacidad de embasarse en sentido general. Claro, ese lineup está cargado de bateadores derechos, y esos bateadores se verán la cara con Kerry Wood, Mark Prior, Carlos Zambrano y Matt Clement.

El arma del robo de base puede no ser determinante en la serie a favor de Florida, puesto que los abridores de los Cubs controlan el juego de velocidad con bastante buenos resultados.

Nuevamente el arma principal de los Cubs está en los brazos de su poderosa rotación. Prior y Wood son extraordinarios, y Zambrano y Clement tienen talento suficiente como para hacer pasar un mal rato a cualquier lineup. Más aun uno cargado de derechos como los Marlins. Pero por el otro lado, esta vez la rotación contraria esta en mejor condición que la que los Cubs vieron ante Atlanta. Josh Beckett, Brad Penny, Dontrelle Willis y Mark Redman son perfectamente capaces de lanzar un gran juego, aunque reconociendo su tendencia a ser erráticos en cualquier momento.

En el bullpen, los Cachorros cuentan con tres lanzadores buenos (Remlinger, Borowski y Farnsworth) y un segundo grupo con el que Dusty Baker no quisiera contar mucho en situaciones de presión (El Pulpo, Veres y Guthrie), mientras los Peces demostraron que es posible armar un bullpen efectivo de piezas sueltas, encabezándolo Ugueth Urbina, Braden Looper y Chad Fox. Rick Helling (sí, Rick Helling), Carl Pavano y Michael Tejera son el resto de las piezas. Dado que los Marlins están llenos de derechos, no tienen bateadores zurdos de cuidado en su banca y los Cubs tienen una banca compuesta mayormente de veteranos de dudoso bate y buenas piernas, no esperen muchos escenarios de cambios y tácticas en medio de entradas sustituyendo relevistas, sobre todo del lado de los Marlins.

De la banca, ya les dije, los Cubs tienen una banca prácticamente nula que mejora un poco cuando Simon está en ella y sale de pinch hitter. Los Marlins no son nada tampoco extraordinario, pero si tienen mayor flexibilidad y un par de bateadores realmente útiles saliendo de ella en Brian Banks y cualquiera que no este en el lineup de Miguel Cabrera, Mike Lowell y Jeff Conine.

Defensivamente los Cubs son bajo promedio. La defensa del infield es cuestionable con Karros (que nunca ha sido muy bueno de por sí), Grudzielanek y sus pocas habilidades en el doble play y limitado alcance y Aramis Ramirez y sus problemas tirando.

En el outfield la cosa es peor con Moisés, Lofton y Sosa, cada uno con limitado alcance (un eventual problema en el espacioso outfield del Joe Robbie) y pobre brazo en el caso de Lofton.

Los Marlins son mejores en el infield y el outfield por igual, mucho más atléticos y con superior línea central.

Pronostico
Es imposible ignorar la ventaja de los Cubs con el pitcheo abridor. Seis de los partidos estarán siendo iniciados por Wood, Prior ó Zambrano, y eso puede ser demasiado para la pesada ofensiva derecha de los Peces. A mi juicio será una serie de baja anotación, en donde Baker empujará hasta el final a sus abridores para evitar el lado débil del bullpen, y ganar los partidos 3-1, 4-2 ó algo así. Pero será una serie difícil y emocionante. Los Marlins tienen forma de ganar partidos, un veterano manager que puede sobre dirigir al algunas veces, limitado tácticamente, Baker.

Cubs en seis. Los Marlins llegarán a un sexto juego en Wrigley para perderlo cerrado. Y en cualquier caso, aun queda Wood para el séptimo juego.

¡Holy Cow!

El tortuoso sendero hacia lo inevitable 

Tenia que ocurrir. Es imposible en béisbol terminar con un empate (a menos, claro, que sean las Estrellas) y era inevitable que uno de Medias Rojas ó Atléticos terminara en el lado perdedor. Tal y como escribimos hace unos días esta era una serie un poco dolorosa para una comunidad de personas, que como un servidor, admira la inteligencia y el deseo de un grupo de hombres jóvenes que han osado retar los convencionalismos y el “stablishment” de la industria de Grandes Ligas, demostrando que hay una manera distinta de hacer las cosas, eficientemente, y al mismo tiempo ganar.

Este era el enfrentamiento de dos de esos exponentes. De un lado, el hombre que personifica la nueva generación de Gerentes Generales, Billy Beane, quien ha sido capaz de ensamblar una organización extremadamente competitiva con una de las nominas más bajas de la industria. El equipo que más juegos ha ganado los últimos tres años no es el de los Yankees, los Bravos, e incluso los Marineros. Es el equipo que Beane ha construido junto a Paul DePodesta, Keith Leippmann y hasta hace un par de años J.P. Ricciardi y Grady Fuson.

Es muy triste que a la hora de evaluar el trabajo extraordinario de estas brillantes mentes, lo único que escuchemos de nuestro comentarista favorito de televisión (cualquiera) es que los Atléticos “no sabían como ganar los juegos importantes”.

Del otro lado esta un muchacho de 28 años, Theo Epstein, al que mucha gente parece no perdonarle el haber conseguido uno de los puestos más codiciados de la industria a una edad tan temprana, y lo que es peor, con una serie de ideas en su portafolio demasiado osadas. Tan osado es este muchacho (que apenas tenia once años la ultima vez que los Medias Rojas le rompieron el corazón a la Nueva Inglaterra) que se atrevió, junto a su jefe, a contratar al más insigne y extremista de estos revolucionarios con ideas liberales y laptops que vomitan números escabrosos que nadie entiende, Bill James. Un individuo que se atrevió a poner en duda la verdad cierta de que un bullpen no funciona sin el patrón de uso moderno ( e irracionalmente tonto) de “mi cerrador solo me tira el noveno”, y cuya teoría fue desvirtuada por todos los medios de prensa al famoso “comité”.

En el plano estricto de las líneas de cal esta fue una serie tortuosa. Oakland pareció cambiar temprano el curso de la misma al lograr un triunfo improbable en entradas extras con un toque de bola de un catcher con dos outs. Lo que era peor para Boston fue el desperdicio de una salida de su mejor lanzador con un nuevo saboteo de su inconsistente bullpen. Al otro dia Barry Zito maniató a la mejor ofensiva de las Grandes Ligas, y dada la fama bien ganada de los Medias Rojas de no ganar en el momento importante, pues parecía que la serie se encaminaba a un final rápido.

No paso. Derek Lowe estuvo magistral al día siguiente enfrascándose en el duelo con Ted Lilly, mientras que Eric Byrnes y Miguel Tejada cometían dos graves errores mentales en el corrido de las bases preparando el escenario para el decisivo jonrón de Trot Nixon en el undécimo inning. Esta vez el bullpen funcionó con Mike Timlin y Scott Wiliamson lanzando brillante las ultimas cuatro entradas.

El milagroso retorno tuvo su segundo capitulo el domingo cuando los duendes definitivamente voltearon sus espaldas a los Elefantes Blancos. Tim Hudson, lanzando con tres días de descanso apenas por segunda vez en su vida, salía de juego después de una entrada con estirón muscular, y luego de un trabajo corajudo en relevo de emergencia por parte de Steve Sparks y Ricardo Rincón, el mejor relevista de la Liga Americana, Keith Foulke, no pudo preservar la victoria permitiendo el ya famoso doble de David Ortiz en el octavo.

Una vez más, el vilipendiado bullpen de los Medias Rojas actuó magistralmente con 3.2 entradas en blanco de Tim Wakefield y Scott Williamson. Hasta ese momento el bullpen había lanzado 9.2 entradas en blanco en forma sucesiva.

Ayer, en el duelo al atardecer Californiano, Pedro Martínez y Barry Zito batallaron individualmente con el fantasma del agotamiento, cayendo el joven lanzador zurdo primero ante ellos. Manny Ramirez guardó su único batazo importante para el momento más importante, y una vez más Oakland tiene que ver la Serie Mundial por televisión.

En retrospectiva es casi increíble, y un testimonio a la gran labor en sentido general del pitcheo y la defensa, que los Atléticos hayan sobrevivido hasta un quinto juego - e incluso hayan estado a seis outs de ganar la serie – con sus dos mejores jugadores ofensivos bateando de 45 – 3 en la serie. Piense por un momento lo que significa la cifra anterior y entenderá lo que digo. Al final los Atléticos no pudieron sobrevivir a una ofensiva mediocre, un grupo de jardineros lastimados, uno de sus mejores lanzadores fuera y el otro lastimado en el momento más inoportuno.

Esa fue la historia. En la serie en la que yo hubiera querido que nadie perdiera, el inevitable desenlace de un perdedor obligado fue tortuoso. En múltiples ocasiones, entre ayer y el sábado, estuve sintiendo pena por aquellos que, en ese momento, parecían rumbo a su casa. Entre el sábado y el domingo fue por Pedro, los Medias Rojas, Theo Epstein y Bill James. Anoche fue por estas mismas personas y por Billy Beane, Miguel Tejada y el fabuloso trío de lanzadores jóvenes de Hudson, Zito y Mulder.

La naturaleza odiosa, malvada e impredecible de las series cortas ha liquidado las ilusiones de esta brillante colección de talento por cuatro años, y yo me siento triste por eso. Pero más triste hubiera sido verlos avanzar con un equipo diezmado a una batalla desigual y verlos sucumbir ante la casi infalible maquinaria del Imperio del Mal.

Post Mortem

Yankees vs. Twins

El resultado final de esta serie está perfectamente acorde con el pronostico de la mayoría. La ofensiva de los Mellizos se desapareció completamente, y si la horrible defensa de los Yankees - esta vez en la persona de Bernie Williams – no los ayuda en el primer juego, esta es una serie que bien pudo haber terminado el sábado.

Es bueno señalar, sin embargo, que una vez consumado el hecho de la victoria en el primer juego, los Twins estuvieron en muy buena posición de colocar a los Mulos en problemas. Brad Radke lanzó muy bien en el segundo juego, y de haber aprovechado Minnesota las oportunidades, ese era un partido ganable para ellos.

Anteriormente señalamos que el manager Ron Gardenhire no estaba dando la importancia debida a su desventaja en el platoon contra los abridores zurdos de los Yankees, y tal y como temiamos, Gardenhire se apareció con el mismo lineup en el cuarto juego, con el único cambio cosmético de intercambiar a Matthew LeCroy con Michael Cuddyer, ambos bateadores derechos.

La negativa a insertar dos bates derechos en la alineación frente a Andy Pettite y David Wells tiene mayores consecuencias que las obvias. Si Gardenhire hubiera sustituido a Jacque Jones por Lew Ford ó Dustan Mohr, perfectamente pudo haberlo colocado de segundo al bate y bajar a octavo ó noveno a Luis Rivas, un pobre jugador ofensivo en la temporada regular (.259/ .308/ .381) al cual le fue peor en la serie (de 13-0) y que estuvo bateando detrás de uno de los dos únicos jugadores que pudieron batear en la serie, Shannon Stewart (.400/ .471/ .533) quien a pesar de esos números anotó exactamente CERO carreras en los cuatro juegos.

La otra opción era colocar a Cuddyer en primera frente a zurdos por Doug Mientkiewicz. Minky es un extraordinario primera base defensivo, y ciertamente un pelotero con sus usos a la ofensiva, pero el tipo estaba jugando con una muñeca gravemente lesionada - y eso se demostró en su actuación en la serie (.133/ .188/ .133) – y bien pudo haber usado un poco de ayuda ante Pettite y Wells.

Gigantes vs. Marlins
Los Gigantes eligieron la peor semana del mundo para jugar mal al béisbol. Luego de sus fallos, ya documentados en el blog, del viernes, los Gigantes se presentaron aun peor al día siguiente, en un partido en donde originalmente dependerían de su as Jason Schmidt, pero que luego de una lesión del mismo, terminó en las manos del novato Jerome Williams.

Al final los Gigantes no pudieron sobrevivir a la dura realidad de que su ofensiva, fuera de la omnipotente presencia de Barry Bonds, era bastante average, por no decir mediocre. Si usted combina una actuación pálida – para sus estratosféricos estándares – de Bonds, torpes corridos de bases, mala defensa y falta de bateo oportuno, entonces el resultado es una salida rápida e inesperada del playoff.

Yo pienso el mundo de Felipe Rojas Alou, y eso en parte ya lo dejé entrever en el blog del sábado, pero con todo respeto creo que Felipe no tuvo su mejor día en la banca el sábado. En realidad las decisiones que tuvieron como resultado los escenarios del sábado, se tomaron antes del inicio de la serie, cuando casi inexplicablemente, Felipe y el Gerente General Brian Sabean, decidieron llevar doce lanzadores en su roster en la serie. El valor táctico de tener dos brazos más en una serie corta es, en sí mismo, debatible. En la mayoría de las series cortas lo normal es sobrevivir con cuatro abridores y los cuatro ó cinco mejores brazos del bullpen, reservando un ultimo puesto para aquel pitcher que se necesitaría en caso de que uno de los partidos se decida por un score amplio. Colocar un undécimo u duodécimo lanzador es exactamente eso, incluir en el roster a tu undécimo u duodécimo mejor lanzador. No son muchos los escenarios en los que nadie quisiera ver a esos pitchers en un juego de playoff.

La decisión de parte de los Gigantes de incluir en el roster a Jim Brower y Dustin Hermanson es inexplicable, como inexplicable es la decisión de tener tres lanzadores zurdos situacionales (Brower, Scott Eyre y Jason Chiristiansen) para un rival literalmente desprovisto de un solo bateador zurdo de cuidado. Lo superfluo de la presencia de todos estos pitchers implicó dos jugadores menos de la banca, uno de los cuales era Eric Young, el hombre que debió estar corriendo en segunda por Jack Thomas Snow el sábado.

Con solamente cinco hombres hábiles en la banca, Felipe envió un emergente por el pitcher de relevo Broker en el quinto inning del juego del domingo, y luego de un doble-switch que trajo a juego a Cheito Cruz, Felipe quedo con tres hombres en su banca, cada uno de los cuales utilizó como bateadores emergentes en el noveno, entre ellos la curiosa decisión de traer a Benito Santiago de emergente por Cheito ante un pitcher derecho.

Sin duda un mal día en la oficina para el Panqué.

La gran historia de esta serie fue Iván Rodríguez. Un futuro Salón de la Fama que nadie se interesó mucho en firmar – al menos a su precio – y que se convirtió en el líder de la serie haciéndose sentir en todas partes. Pudge fusiló a Marquis Grissom en tercera al viernes, igualmente a Snow en primera, le tumbó la pelota a Yorvit Torrealba al anotar una carrera clave, e impidió que Snow hiciera lo mismo con él en el ultimo juego. Ofensivamente Iván tuvo un impacto similar conectando un jonron clave y decidiendo el tercer juego en entradas extras. Una actuación comparable a las de Rickey Henderson y Will Clark en 1989, Orel Hershiser en 1988 ó George Brett en 1980.

Un emocionante fín de la historia para los Marlins, un equipo con mucho talento joven, dirigido por un manager que demostró hace diez años que no era capaz de convertir a un equipo en ganador, pero que por sus cercanas relaciones con el dueño obtuvo el puesto.

La ironía es que Felipe Alou es derrotado por un equipote Jeffrey Loria, el mismo hombre que lo despidió de los Expos, y que luego de vender a los mismos Expos en una fetida transacción con los otros 29 equipos (y llevarse de Montreal desde scouting reports hasta lapices) llegó a Miami con la misma estela de Ángel de la Muerte que arrastraba desde Montréal.

Pero vaya fín de la historia.

Bravos vs. Cachorros

Mucho Wood, Mucho Prior.

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