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Friday, July 02, 2004

Apenas es Julio, apenas es Julio, apenas es... 



Esta frase me la vengo repitiendo a mí mismo desde casi la medianoche cuando tuve que ser testigo de otro de esos juegos en que los Yankees muestran porque “son los Yankees”, el cliché que nos encanta a los comentaristas repetir a cada momento. Igualmente se la he repetido bien temprano esta mañana a un amigo del equipo de seguridad de mi lugar de trabajo, quien es un orgulloso ciudadano de El Imperio (además de Escogidista, lo cual me revela un patrón interesante, pues parece que algunos fanaticos de equipos no muy exitosos en nuestra liga tienden a refugiarse en los Yankees para compensar) y en verdad, a los Medias Rojas les restan en este momento 85 juegos por jugar, que es una mayor cantidad de la que ellos actualmente han jugado. Aunque no voy a caer en la esperanza de una reedición de el “Impossible Dream” de 1967 (los Yankees no eran competitivos ese año, por eso quizás se consumo el sueño) perfectamente consciente de que ocho juegos y medio es bastante, reconozcamos que los Medias Rojas tienen un muy buen equipo, y que posiblemente este a unos ajustes menores, un poco de salud, regreso a la forma de Nomar y Nixon y posiblemente un CONTUNDENTE cambio (¿La Gran Unidad?) de volver a comportarse como lo que son, un buen equipo.

Sobre el juego de anoche, ¿qué más puedo decirles? No me parece necesario abrumarlos con detalles, especialmente de los fantásticos y tensos últimos cuatro innings, pero unas notas rápidas sobre el mismo.

Alberto Rodríguez y Ernesto Kranwinkel, mis queridos amigos y compañeros, insistieron, y creo que con cierta razón, que Terry Francona no utilizó adecuadamente la banca en las entradas finales y en momentos importantes, especialmente teniendo en ella a Trot Nixon y Nomar Garciaparra.

En el séptimo inning, con corredores en tercera y primera sin outs, Pokey Reese bateó para doble play matando el posible rally de Boston en ese momento. Francona tenía las dos opciones ya citadas, pero es posible que todavía pensara que el guante de Reese era necesario con tres entradas por delante y un score cerrado. En el noveno contra Tom Gordon Francona tuvo chance de usar a Nixon por Millar ó McCarty, pero no lo hizo, y lo mismo ocurrió en el onceavo cuando con bases llenas también dejó batear a Millar contra Mariano Rivera.

Tanto Garciaparra como Nixon vienen de lesiones que le han costado un tercio de la temporada a cada uno, y el patrón hasta ahora ha sido darle descanso a ambos después de jugar dos ó tres partidos consecutivos. Haciendo yo de defensor de Francona, supongo que la única razón justificable para no haber utilizado a sus dos mejores bates en la banca en diversas situaciones en que estaba claro que era lo adecuado, es que ambos definitivamente no estuvieran en condición de salir al terreno. Pero eso se descartó en el doceavo inning cuando Nixon bateó por Gabe Kapler.

Como Nixon no se quedó jugando defensa, eso confirma la razón de que Francona evitó en todo momento usarlos por algo que tiene que estar relacionado con el proceso post-rehabilitación de ambos. Es la única explicación de un manejo táctico tan pobre en esos últimos innings. Kudos para Albert y Ernie en señalarlo desde el principio.

Al final el juego se perdió por una pobre selección de pitcheos de Curtis Leskanic con dos outs y dos strikes a Miguel Cairo y uno de los peores bateadores de Grandes Ligas, John Flaherty (.167/ .219/ .317) y aunque entiendo el porque Manny Ramirez estaba jugando adelantado con dos outs, el gane en segunda y un pésimo bateador en el home, no se porque me da la impresión de que Ramirez dio por sentado que la pelota se iba del parque, porque creo que su deber fue hacer el mayor esfuerzo posible por atrapar ese fly con dos outs.

La buena noticia es que Pedro tuvo su cuarta buena salida de las ultimas cinco, y quizás se pueda hasta incluir la de los Gigantes fuera del tormentoso primer inning. Claro, la preocupante tendencia al jonron continúa, producto de una proporción de rodados a flys que es la más baja desde su época con los Dodgers.

Ocho y medio, pero apenas es Julio, apenas es Julio...



Wednesday, June 30, 2004

Mientras tanto, en el otro lado del mundo… 

No fui testigo de la masacre, preferí botar un poco de stress en el gimnasio, y para cuando estuve de vuelta en la casa, mis buenos amigos Ricky y Hector prontamente me pusieron al tanto de la terrible secuencia de eventos para los Medias Rojas. El jonrón de David Ortiz sirvió para dorar un poco la píldora, pero honestamente es poco divertido (con perdón de los millones de fieles de esa causa) ver como irremediablemente los Yankees se acercan a la post-temporada, y probablemente lo que quede de aquí en lo adelante es ver como Brian Cashman y Joe Torre “afinan” un poco más la maquinaria antes de octubre.

Lo abultado del score me permitió darme el lujo de desviar la atención de las Super-Potencias y dirigir mi mirada al “otro lado del mundo” en donde se producían enfrentamientos importantes en las batallas individuales de cada una de las divisiones (este precisamente es el momento en que mi flamante parábola digital pudo haber sido de inmensa ayuda, pero esa es otra historia triste y desgarradora que dejaré para luego) deteniéndome en el juego de los Astros y los Cachorros.

Estos dos conjuntos, favoritos de todo el mundo para ganar la Central del viejo circuito, se encontraban a dos juegos de distancia entre sí, pero a su vez ambos detrás de los Cardenales, quienes como ladrones en la noche llegaron al primer lugar y a tener el mejor record de la Liga Nacional. ¿Cuántos de nosotros íbamos a pensar eso con ese pitcheo?

En fin que los Astros con Andy Pettite llegaron al quinto con ventaja mínima de 4-3, y Pettite fue removido del box porque apenas es su primera salida después de una segunda visita a la lista de lesionados con problemas en el antebrazo y el codo. Acto seguido el bullpen de los Astros (que sin Octavio Dotel no luce muy profundo que digamos) procedió a sabotear la victoria posible de Pettite cuando Kirk Bullinger permitió el jonrón de Aramis Ramirez que empató el juego.

¡Aha!... pero para ese tipo de circunstancias es que los Astros adquirieron al espectacular Carlos Beltrán, quien le desapareció la bola a Francis Beltrán (no relación) en conteo de 3 y 2 para regresar la ventaja a los Astros y solo nueve outs por sacar.

No pasó. David Weathers permitió doble a Tom Goodwin (sí, ese Tom Goodwin) , Mark Grudzielanek siguió con hit para empatar y Michael Barrett lo imitó con otro más. Luego que Jimy Williams sustituyera a Weathers por Dan Miceli, y este dominara a Sammy Sosa, parecía que los Astros se acercaban a salir del lio sin más daños, pero entonces se produjo el papelazo de Craig Biggio en el batazo de Moisés Alou, y como dicen los Americanos... ¡ballgame!

El juego de anoche fue uno en el que los Astros tuvieron oportunidad de iniciar otra vez una racha de victorias, y no permanecer en el estado letárgico en el que se encuentran hace ya varias semanas, y que de hecho los motivó a hacer el cambio por Beltrán. Desde el punto de vista del personal, este es un equipo que debería tener mucho mejor desempeño del que ha tenido hasta ahora, pero en honor a la verdad, esa ha sido la historia desde que Jimy Williams tiene el equipo en sus manos. Aunque se puede culpar al pitcheo abridor y las lesiones en el 2002, el año pasado no hubo mucha explicación lógica del porque los Astros quedaron apenas un juego detrás de los Cubs, en una división que debieron haber ganado fácilmente.

No me parece, ni me ha parecido nunca, que Jimy Williams deba ser considerado un buen manager – con toda la carga de subjetividad que evaluar un manager implica – y aunque defendí su labor con Boston en el 2001, y considere injusto el que cargara con las culpas de Dan Duquette en aquella ocasión, la verdad es que la historia de este manager lo único que nos ofrece es una extraordinaria capacidad de nunca sacar el máximo a los equipos, precisamente de mucho talento, que le ha tocado dirigir. Los de mi edad y mayores recordaran sus aventuras con los Blue Jays a finales de los ochenta (incluyendo la tirante relación con George Bell) cuando jamás fue capaz de ganar, y aunque luego su estadía en Boston incluyó dos apariciones en los playoffs, lo más lejos que llegó fue hasta una rápida derrota en la Serie de Campeonato de 1999 contra los Yankees. Grady Little al menos llegó a seis outs de un pennant hasta que decidió echarlo todo a perder.

Los Astros, como organización, se encuentran en una encrucijada y un momento clave del llamado ciclo de éxito. La ventana de oportunidad del equipo se está cerrando rápidamente, y el casi desesperado cambio por Carlos Beltrán indica que la gerencia está perfectamente consciente de esa situación. El declive de jugadores veteranos como Jeff Bagwell, Jeff Kent y Craig Biggio es evidente, y la organización se encuentra con poca flexibilidad en la nomina con los compromisos que tiene, especialmente con Bagwell y Pettite, lo que quiere decir que es ahora ó nunca para Houston. De lo que yo no estoy muy convencido es que Jimy Williams es el hombre que será capaz de llevar la primera Serie Mundial a Texas.

Pensar que Larry Dierker fue despedido por que el equipo nunca pudo avanzar de la primera ronda en los playoffs. Bueno, al menos Dierker lo llevaba hasta ese punto.

Siguiendo en el otro lado del mundo, y en un tópico bastante parecido, Phillies y Marlins ganaron ayer manteniendo el empate en el primer lugar del Este, y dicho sea de paso los Mets, con su victoria, se mantienen a tres juegos del primer lugar, lo cual me parece fantástico (la ironía es intencional) para un perfecto arquetipo del equipo de .500. Al igual que ocurre con Houston, pero yo diría que en mayor medida, los Phillies insisten en mantener las cosas interesantes en una división que ellos debieran estar dominando fácilmente... desde el año pasado. Aquí también la razón fundamental del letargo parece ser el manager, mientras la gerencia insiste en rechazar la idea de que eso sea cierto.

Hagan un pequeño ejercicio y miren el roster de los Phillies y ¿díganme si este no es un equipo que debería estar jugando de forma distinta?

Si generalizamos un poco nos daremos cuenta que existen básicamente dos tipos de managers, aquellos que son muy exigentes, de alta presión, carácter difícil, ultra disciplinados y generalmente despreciados por los peloteros. El otro tipo es – obviamente - el opuesto, aquellos managers que se manejan en una atmósfera mucho más relajada, y los jugadores en sentido general tienden a estar mucho más a gusto con ellos. Es el “manager de jugadores”, ó players’ manager en ingles. Naturalmente, si profundizamos un poco más vamos a entrar en el aspecto estratégico y de preparación del juego de cada manager, en donde usted tendrá las combinaciones de personalidad unida a la habilidad como tomador de decisiones y tactico - estratega. Para poner ejemplos, hay managers rígidos, que no precisamente provocan afecto entre sus jugadores, pero a los cuales no se les puede negar su habilidad estratégica y capacidad como dirigentes (Buck Showalter) mientras otros tienen evidentes limitaciones tácticas, pero crean un ambiente con su personalidad que es conducente a que el equipo juegue bien (Dusty Baker) sacando el máximo de los talentos individuales.

Larry Bowa no pertenece a ninguna de las dos categorías. Bowa es un individuo intratable, con una personalidad tan recia que a veces raya en lo ridículo. En sentido general sus jugadores no lo soportan, e incluso recuerdo que hará cosa de un año fue “ganador” del titulo del peor manager en una encuesta que hizo Sports Illustrated entre los mismos jugadores de Grandes Ligas. Si a esto añadimos que tampoco ha enseñado nunca habilidades para convertir a un equipo en ganador, pues yo la verdad no se que busca este caballero todavía al frente de un equipo con talento para ganar el pennant como los Phillies.

Si un Gerente General ha decidido tener a un Tirano Insoportable de manager, pues mejor que dicho individuo sea alguien parecido a Billy Martin, Leo Durocher, John McGraw ó el más reciente ejemplo ya citado de Buck Showalter, que son capaces de ganar pese a lo difícil de sus personalidades. La división está tan abierta que no es de extrañar que los Phillies ganen a pesar de Bowa, pero este es un problema del cual Ed Wade ha debido deshacerse desde mediados del año pasado, pero no ha querido.

Los quince ó veinte fanáticos de los Marlins en el mundo se lo agradecen.

Una prueba rápida de un equipo : Los Mets no tienen catcher ó primera base, dependiendo de que día juegue Mike Piazza (el catcher de los Dodgers que juega en Flushing) en donde, su segunda base batalla con problemas crónicos en sus piernas y está jugando hace diez días (lo que quiere decir que los Mets jugaron dos meses y medio sin segunda base), Kazuo Matsui ha lucido más como Alex González (ambos) que como Alex Rodríguez, Ty Wigginton es el ultimo exponente de cuarenta años de terceras bases mediocres, y en los jardines Cliff Floyd es bueno cuando juega, Mike Cameron se ha encargado de hacerme quedar mal (.218/ .313/ .401) y cuando un equipo tiene que asirse del pequeño pedazo de madera que es Richard Hidalgo, eso es suficiente para entender la situación del jardín derecho.

Pero los Mets están a tres juegos del primer lugar.

Los Mets han tenido un sorpresivamente sólido pitcheo abridor, su rotación es la segunda mejor de la LN de acuerdo a la herramienta de evaluación de pitcheo de Michael Wolverton en Baseball Prospectus pero su bullpen ha sido apenas average en sentido general, y altamente dependiente de las buenas - y de nuevo, sorpresivas – actuaciones de Braden Looper, Ricky Bottalico y Orber Moreno.

El problema de los Mets, a mi juicio, es precisamente la magnitud de esas sorpresas en la rotación y el bullpen. Tommy Glavine ha tenido un fantástico rebote luego de su pobre 2003, pero el veterano sigue con una proporción de ponches mediocre, y de hecho mucho de su éxito se lo debe agradecer a la mejorada defensa de los Mets. Si eliminamos de la actuación de Glavine los eventos en los que la defensa de sus compañeros tiene que ver (batazos en juego) y analizamos exclusivamente los eventos sobre los que Glavine tiene control (bases por bolas, ponches y jonrones) nos daremos cuenta de que su efectividad debería andar más por encima de las tres carreras permitidas. No quiero sonar como que le estoy restando meritos a Glavine, de modo que aquí me detengo, pero antes debo decirles que lo mismo que aplica a Glavine aplica a Steve Trachsel y Al Leiter, este ultimo lanzando además con su hombro pegado con saliva.

No tengo ni idea de si los Mets se consideran a sí mismos en competencia ó no, pero honestamente este es un equipo a un par de buenos bates y quizás un abridor y un relevista más de ser contendores de consideración en la división.

En los Bravos ni me voy a detener (aunque están solo a 4.5) porque ya creo que la racha de apariciones en post-temporada terminó, y creo seguro afirmar que este será el primer octubre sin los Bravos desde 1991. Simplemente hay muchas lesiones y un pitcheo abridor mediocre como para ser tomados en serio.

Para terminar el paseo por el viejo circuito mis Dodgers han hilvanado una modesta racha de dos victorias venciendo a los Gigantes de Felipe Rojas Alou, luego de ser humillados en San Francisco el fin de semana pasado. Si ustedes quieren ver una división repleta de fallos no hay que mirar más lejos que en el Oeste. Los Gigantes están nueve juegos por encima de quinientos habiendo sobre-anotado a sus rivales por solo ocho carreras, y cualquier fanático de los Padres ó Dodgers apuntaría a eso como una señal de que los Hombres G son de papel, hasta que al observar el diferencial de carreras de estos dos aspirantes nos percatamos de que su situación (+19 y +8) no es demasiado distinta de la de sus rivales.

Es imposible separar cualquier actuación buena de los Gigantes de la indescriptible presencia de Barry Bonds, pero mi idea aquí es desmenuzar un poco el increíble repunte de los Gigantes. Sobre todo porque este servidor de ustedes escribió lo siguiente hace unas semanas atrás:

A casi un mes de iniciada la temporada la situación de los Gigantes, y el dudoso personal que acompaña al semidiós antes mencionado, es bastante complicada. Los Gigantes han tenido en acción de forma más ó menos regular al siguiente grupo de hombres:











JugadorVORP 2004.AVG/ OBP/ SLG
A.J. Pierzynski.236/ .267/ .250
Jack Thomas Snow.250/ .337/ .361
Neifi Perez.216/ .250/ .273
Edgardo Alfonzo.206/ .289/ .279
Michael Tucker.269/ .329/ .373
Dustan Mohr.043/ .154/ .043
Pedro Feliz.292/ .303/ .415
Jeffrey Hammonds.147/ .326/ .246


Si el anterior es un grupo de jugadores regulares capaz de llevar a un equipo a ganar, no noventa, “sesenta” juegos, pues yo nací en Checoslovaquia.
....
La temporada de los Gigantes se acerca peligrosamente al abismo, y con las limitaciones de nomina que tiene el equipo, aparte de un sistema de fincas en horroroso estado, casi un milagro es lo que puede salvar al Panqué y sus muchachos. Así de oscuras se ven las cosas en este momento.


El 19 de mayo los Gigantes tenían record de 16 y 24, y al día siguiente iniciaron una racha de diez victorias consecutivas, a la cual yo en realidad no le di mucha importancia por haberse producido ante tres de los peores equipos de la Liga (Montreal, Arizona y Colorado) y de hecho el equipo procedió a perder siete de doce tanto frente a Arizona y Colorado, así como ante Tampa Bay y Baltimore, todos equipos con record negativo. El sábado doce de junio el equipo estaba de regreso en .500, perdiendo dos juegos de avance luego de su racha de victorias.

Repentinamente estos iniciaron su segunda gran racha ganando once de los próximos doce, incluyendo barridas ante los Blue Jays y los Dodgers, y una serie ganada a los Medias Rojas en el Pac Bell, ó cualquiera que sea el nombre de la compañía de teléfonos ahora.

Las dos buenas rachas de los Gigantes han tenido como factor común su ofensiva (.285/ .382/ .457 en junio) especialmente la de algunos personajes ridiculizados por nosotros en una columna anterior. Cito :









JugadorAVG/ OBP/ SLG (Junio)
A.J. Pierzynski.354/ .433/ .595
Deivi Cruz.382/ .419/ .559
Ray Durham.333/ .433/ .519
Edgardo Alfonzo.317/ .360/ .465
Michael Tucker.289/ .391/ .478
Dustan Mohr.328/ .461/ .426


¿Deivi Cruz? ¿Con un slugging de .559 y un OBP de .419? Si lo anterior no puede llamarse sorpresa chocante, yo no se como llamarlo. En efecto, los anteriores jugadores han cargado con el peso ofensivo de los Gigantes en Junio, pues tanto Marquis Grissom como Pedro Feliz han descendido su desempeño en el mes. El extraterrestre que habita el cuerpo de Deivi Cruz y el retorno a juego de Ray Durham le ha dado la opción a Felipe de eliminar cuantas veces sea posible el nulo bate de Neifi Perez del lineup, de modo que es una ganancia neta casi doble, pues se ha sumado el aporte ofensivo de Durham y el bono de Cruz, y ha cesado la producción bajo nivel de reemplazo de Neifi.

Finalmente, y para no dejarlo fuera, Barry Bonds bateó .328/ .613/ .625 en junio, ayudando un poco, ya saben.

¿Es prudente seguir esperando este tipo de producción de Deivi Cruz, Michael Tucker, Dustan Mohr y Edgardo Alfonzo? El sentido común nos dice que no, así como tampoco era lógico pensar que Pedro Feliz y Marquis Grissom se mantendrían bateando a los niveles de abril y mayo. Pero quizás las interrogantes mayores del grupo de hombres de Felipe se encuentra en el pitcheo, en donde fuera de Jason Schmidt (casi el equivalente en el pitcheo de Bonds a la ofensiva) no existe un abridor que pueda considerarse confiable del todo, mientras el bullpen es uno de los menos eficientes del béisbol, y fácilmente el peor de los equipos en competencia.

La tabla muestra los principales relevistas (en el roster actualizado) de los Gigantes, incluyendo su efectividad, y el numero de “carreras prevenidas” por el bullpen de acuerdo a Baseball Prospectus :








LanzadorERAARP
Jim Brower4.204.7
Scott Eyre3.105.6
Wayne Franklin5.740.7
Felix Rodriguez3.003.4
Matt Herges4.58-3.5
Tyler Walker4.55-0.5


La tabla anterior muestra al menos cuatro lanzadores cuyos promedios de efectividad no son comúnmente asociados con relevistas confiables (incluyendo al “cerrador”, Matt Herges) y en el caso de Felix Rodríguez y Jim Brower, no me parece que nadie los va a confundir con Eric Gagné ó Billy Wagner. Eso, y una rotacion contando con Dustin Hermanson, Kirk Rueter, Brett Tomko y Jerome Williams, debe ser suficiente para descartar de plano que los Gigantes mantendran el actual ritmo de noventa victorias.

¿Pero saben qué? Estamos hablando del Oeste, y la verdad es que no es necesario llegar a esa cifra para ganar. Por mucho que desearían los Dodgers y los Padres no ver a los Gigantes en el medio, parece que es una situación que se mantendrá todo el año. Equipo mediocre ó no.

Email : cjolugo@hotmail.com



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