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Tuesday, September 09, 2003

¿Qué hay tras un número? 

Una de las grandes complicaciones de ser comentarista de deportes en nuestro país, y en particular analista de béisbol, es que en ocasiones uno tiene que privarse de decir las cosas todo lo descarnadamente claras que son. Es difícil criticar - ó más que criticar, analizar - objetivamente las fortalezas y debilidades de un pelotero Dominicano porque uno nunca sabe en que momento se lo va a encontrar en el terreno de juego en el invierno (o lo que es peor, tener que solicitarle una entrevista) o si alguien que escuche ó lea el comentario no va a entender completamente la idea que se quiere transmitir, e infiera penosamente que es que uno no quiere saber de fulano, ó te cae mal, ó eres anti-dominicano ó le tienes mala gana a los peloteros de las Águilas ó del Escogido.

Este fenómeno se exacerba de forma más notoria cuando nos toca la suerte de que alguno de nuestros jugadores (ó managers y ejecutivos) tenga un desempeño tan sobresaliente que merezca ser considerado para optar por uno de los premios grandes que cada año otorga la Asociación de Escritores de Béisbol de América. Es en estos casos en donde se pone a prueba la objetividad de todos como analistas, e incluso el compromiso con nuestras convicciones ó entendimiento acerca del juego – escuelas de pensamiento, como a mí me gusta llamarle – y es en estos casos en donde penosamente optamos por hacernos los agradables y no los objetivos. El caso de los fanáticos es distinto. Por ser precisamente lo que son, no se puede pedir objetividad y falta de pasión en sus creencias.

El caso se está produciendo en estos días con Albert Pujols y su lucha por el premio a Jugador Mas Valioso con Barry Bonds. No vamos a perder el tiempo reiterando lo obvio sobre la temporada extraordinaria en términos ofensivos de Albert, y lo propio con relación a Barry Bonds. Lo que me produce mucha pena, y de paso me niego a aceptar, es que en nuestras simpatías obvias por Albert caigamos en la falsedad de afirmar que él merece mucho más el premio que Bonds, y peor aun, que seria injusto otorgárselo al jugador de los Gigantes. Es lo contrario amigos míos, y perdón por no tomar una posición que nos agrade a todos. Según como yo lo veo, la única ventaja de Pujols sobre Bonds, ofensivamente (no menciono el juego defensivo puesto que en ningún caso su aporte es importante) es que Albert ha estado en el lineup mas regularmente, algo que sin dudas tiene valor.

El argumento a favor de Albert es su presencia importante en casi todos los principales renglones ofensivos de la Liga Nacional, a saber:

Bateo .365 1
HR 39 2
RBI 118 2
SLG .679 2
OBP .442 3
R 124 1
H 190 1
2B 45 2
TB 354 1

Barry Bonds por su lado “apenas” aparece entre los primeros diez en solo seis departamentos: Bateo (3ro), Anotadas (7mo) y de líder en cuadrangulares, slugging, porcentaje de embasarse y bases por bolas recibidas.

Preguntaran ustedes ¿Cómo diablos se va a creer nadie que Bonds ha tenido mejor temporada cuando los números parecen estar bien claros? Bueno, la respuesta esta precisamente en la pregunta ¿Qué hay tras un numero? Dice un adagio que las estadísticas las utilizamos a veces como un borracho a un poste de luz: para apoyarse en vez de que le arroje luz. En este caso, estamos usando las estadísticas igual que el borracho, para apoyar nuestra posición, pero lamentablemente sin utilizar todo el rigor científico.

Gracias a la inteligencia de mucha gente hace ya casi dos décadas que se ha establecido con bastante claridad como funciona la ofensiva en el juego de béisbol, colectiva e individualmente. Al analizar el desempeño ofensivo siempre hay que partir de una premisa fundamental: La gran diferencia en un juego de béisbol consiste en estar en las bases (embasado) ó no, el resto es trivial. El corolario a este razonamiento es que los outs son igualmente importantes porque significan ausencia de corredores en las bases, ó lo que es lo mismo, menos probabilidad de anotar carreras.

Con Albert y Barry se está confundiendo diversidad ofensiva con valor ofensivo. Bill James dice en uno de sus libros que el trabajo de un bateador no es pararse en el home a conectar un sencillo, un doble, un homerun, a recibir una bases por bolas ó a avanzar un corredor; el trabajo de un bateador es ayudar a crear carreras para su equipo. Nadie, absolutamente nadie en las Grandes Ligas – ó en ninguna liga – es más eficiente que Barry Bonds en ese aspecto. Albert aparece en muchos encasillados ofensivos, Barry encabeza – por mucho – los más importantes.

Usando herramientas de evaluación no tradicionales la realidad es la siguiente:

Renglón Bonds Pujols
OBP .529 .442
SLG .747 .679
EqA .421 .366
VORP 100.7 88.8
RAP 81.8 63.4
WS 36 38

Bastaría con mirar los primeros dos encasillados para darse cuenta la diferencia. Bonds aventaja a Pujols por 87 (.087, para ser correctos) puntos en el fundamental renglón de porcentaje de embasarse, que sería la misma diferencia entre el OBP de Sammy Sosa y el de Neifi Perez.. En slugging la ventaja es de 68 puntos. En los demás renglones poco conocidos me permito explicar brevemente el significado de cada uno:

EqA ó Average Equivalente: Método desarrollado por Baseball Prospectus para medir el valor ofensivo de un jugador. El average equivalente es ajustado, es decir, considera el estadio y como este favorece ó no la ofensiva. El average equivalente viene dado en un formato similar al del promedio de bateo para hacer una referencia más rápida. Un EqA de .300 es bueno, uno de .240 no.

VORP ó Valor sobre un jugador de reemplazo: Igual desarrollado por Baseball Prospectus, es el valor por encima, estimado en carreras, que un jugador tiene sobre un jugador de reemplazo. El VORP toma en cuenta defensa y corrido de bases en su calculo. El termino jugador de reemplazo se aplica a aquel que es la alternativa mínima con que se puede sustituir un jugador regular. El jugador con nivel de reemplazo no se debe confundir con el jugador promedio, su valor es mucho menor al del promedio. Bonds y Pujols valen 100 y 88 carreras más que un nivel de reemplazo, lo cual representa once y un poco menos de diez victorias en el standing.

RAP ó Carreras por encima de un reemplazo de su posición: También de BP, y al igual que el VORP se mide en carreras. El RAP representa básicamente lo mismo que el VORP, solo que tomando en cuenta la posición del jugador. Es decir, Bonds y Pujols son comparados con todos los leftfielders y un leftfielder nivel de reemplazo, de igual manera Alex Rodríguez se compara solo con los shortstops. Otra diferencia es que RAP solo toma en cuenta ofensiva y no defensiva.

Win Shares ó Cuotas de Victorias: El ultimo método desarrollado por Bill James. Win Shares intenta representar en un solo numero entero el aporte total de un jugador a las victorias de su equipo. Una cuota de victoria representa una tercera parte de un juego ganado del equipo. Lo que significa que un pelotero con 30 win shares es más ó menos responsable, por sí solo, de diez victorias de su equipo. Fijense que es muy cercano el valor al de VORP.

Explicada toda esta parafernalia vemos que Bonds aventaja a Pujols en cinco de seis mediciones ya más sofisticadas, que toman en cuenta una diversidad de factores. Es preciso notar que Pujols se acerca, e incluso aventaja a Bonds, en mediciones acumulativas (win shares, por ejemplo) en donde el tiempo de juego se toma en cuenta y Pujols ha jugado en 26 juegos más que Bonds.

Ese es el panorama mis amigos. La lucha es cerrada por el simple hecho de que Albert ha estado presente en el lineup con mas frecuencia que Bonds. Y yo reitero que eso es importante, porque los Gigantes sin Bonds se convierten en un equipo ofensivo menos que ordinario, y eso los afecta a la hora de ganar partidos. Ese es el argumento más poderoso para los que apoyan la candidatura de Pujols, lo otro – los numeritos – no resisten un análisis más profundo.

Albert está teniendo una temporada ofensiva histórica, lamentablemente para él, es la segunda mejor del 2003. Eso no es un crimen, considerando que su competidor tiene tres temporadas consecutivas solamente comparables a temporadas de Babe Ruth. Es difícil competir contra esa realidad.

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